Todas las posibilidades by Nora Roberts

Todas las posibilidades by Nora Roberts

autor:Nora Roberts [Roberts, Nora]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Romántico
publicado: 1984-12-31T16:00:00+00:00


Capítulo 7

Shelby habría deseado no disfrutar tanto de la cena. Habría deseado que Alan no hubiera sido capaz de hacerla reír con tanta facilidad. O de persuadirla para que la acompañara a M Street para tomar una última copa de vino en un pequeño y atestado café.

Pero no pudo evitarlo. Por primera vez en una semana, podía reír, relajarse y disfrutar sin esfuerzo. Habría consecuencias; siempre las había. Pero ya pensaría en ellas al día siguiente.

Más de una vez alguien se acercó a su mesa para saludarla, y de paso mirar con curiosidad a Alan. Aquello le recordó que ese tipo de cafés eran su territorio, no el de él.

—Hola, preciosa.

Shelby alzó la mirada mientras sentía unas manos sobre sus hombros.

—Hola, David. Hola, Wendy.

—Hey, se suponía que tenías que habernos llamado esta noche —le recordó David—. Tuvimos que ver esa nueva obra en Ford’s sin ti.

Wendy, sacudiendo su larga y hermosa melena, deslizó un brazo en torno a la cintura de Andy.

—La verdad es que no te perdiste nada.

—Yo… bueno, me distraje un poco —Shelby desvió la mirada hacia Alan—. Os presento a Alan. Éstos son David y Wendy.

—Encantado de conoceros —sonrió—. ¿Queréis sentaros?

—Gracias, pero ya nos íbamos —David despeinó cariñosamente a Shelby antes de quitarle su copa de vino para darle un rápido sorbo—. Mañana tenemos que asistir a una boda.

—David aún sigue intentando convencerse de que tendrá que asistir a la nuestra el mes que viene —bromeó Wendy—. Hey, ya te llamaré para pedirte el teléfono de esa empresa de catering griego de la que me hablaste —y añadió, dirigiéndose a Alan—: Shelby dice que el ouzo anima mucho las fiestas. Bueno, ya nos veremos. Hasta luego.

Alan los observó mientras se dirigían hacia la salida, curioso.

—Ese chico va muy rápido.

—¿David? —Shelby lo miró asombrada—. Es la persona más lenta y tranquila del mundo, excepto cuando tiene una guitarra en las manos.

—¿De verdad? —un brillo de humor relampagueó en sus ojos—. Bueno, ¿no me habías dicho antes que ayer estuvisteis juntos de juerga y que estabas loca por él? Pues esta noche lo has dejado plantado y ya está pensando en casarse con otra. Si eso no es ir muy rápido…

—Oh —desgarrada entre la irritación y su propio sentido del ridículo, se puso a juguetear con su copa. Bueno, los hombres son criaturas muy volubles. Cambian muy fácilmente de opinión en un mismo día…

—Eso parece —inclinándose hacia ella, le alzó la barbilla con un dedo—. Veo que estás sobrellevando muy bien este desengaño amoroso.

—No me gusta expresar demasiado mis sentimientos —exasperada y divertida a la vez, reprimió una carcajada—. Maldita sea, ¿por qué tenía que encontrarme con David precisamente esta noche? —siguió fingiendo, aunque sabía que no tenía ya ninguna credibilidad.

—Y con todos los tugurios que hay en este barrio…

Shelby ya no se reprimió más y se echó a reír.

—Bueno, es igual… —levantó su copa—. ¿Brindamos por los corazones rotos?

—¿O por la gente que no sabe mentir bien?

—Antes mentía muy bien —le confesó—. Además, es verdad que estuve saliendo con David… pero hace de eso unos tres años —apuró su vino—.



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